sábado, 19 de noviembre de 2011

Consulta al mar sobra una partida



La tarde mortecina junto al amigo mar
yo hablaba conmigo de mis tranquilas congojas,
del tiempo que pasa sin regreso, de la roja
palidez perfecta de su vientre estival.

Desvanecida la tarde sobre el horizonte
luminiscente de las olas, me habló el mar:
-tu voz- murmuró, -llevo grabada más allá
del tiempo, al decir adiós en sagrados montes.

Entre nubes y lluvias esparciré tu aliento,
tu lirio blanco, tu voz, tu oración, tu lamento,
volando cual ingrávidos versos, en su altar

Dejarè.- El mar sabe que vengo de muy lejos
esperando. Conmovido el inmenso viejo
me dijo: -la arena en tus dedos bésala asaz.-

© Julio Ramírez Jarmas

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